sábado, 22 de junio de 2013

El rifle Martini-Henry


Una de las armas más emblemáticas del siglo XIX, el Martini-Henry marcó un paso notable en el desarrollo de las armas de fuego y fue primer rifle adoptado por las fuerzas inglesas que fue diseñado como arma de retrocarga. Fuertemente asociado a la época de la expansión colonialista del Imperio Británico, desde su implementación permaneció en servicio por cerca de 30 años.

Mecanismo
Esquema en el que se detalla el interior del mecanismo
Sus orígenes se remontan al mecanismo ideado por Henry O. Peabody, que consistía en un obturador levadizo accionado por una palanca. El fusil Peabody fue patentado en 1862, pero no llegó a ser empleado en la Guerra Civil Estadounidense, por lo que fue vendido en países extranjeros. Posteriormente, este diseño fue mejorado por el suizo Friedrich von Martini en combinación con el estriado poligonal del cañón diseñado por el escocés Alexander Henry. La principal diferencia radicaba en la incorporación de un percutor interno, con lo cual se prescindía del martillo externo propio del fusil Peabody.

Al bajar la palanca, el obturador, que pivotaba en la parte posterior del cajón de mecanismo, desciende cargando el arma y exponiendo la recámara. El extractor permitía la remoción manual del cartucho vacío (de haberlo) para insertar el nuevo cartucho. Al colocar la palanca en su lugar se cierra la recámara y el arma está lista para dispararse. En la parte derecha del mecanismo, un indicador señalaba si el arma está cargada.

De esta forma, se lograba simplificar el proceso de disparo con un incremento notable en la frecuencia de disparo de unos 12 tiros por minuto, muy superior a aquello de lo que se disponía anteriormente. Ésta constituía la principal ventaja de la nueva arma, y tendría efectos notables en el desarrollo de los enfrentamientos, donde esta tasa de tiro generaría bajas tremendas en las filas enemigas.

Composición del cartucho .577/.450
La munición empleada por el Martini-Henry era un cartucho metálico Boxer-Henry .577/.450 hecho de latón cargado con pólvora negra. Esta curiosa denominación se debe a que el calibre del rifle es 0.45, mientras que la base estaba hecha a partir del cartucho .577 del Snider.

Sin embargo, cuando el Martini-Henry entró en acción, pronto saltaron los problemas. Particularmente en el clima tropical de África, la recámara y el cañón tendían a sobrecalentarse después de un uso prolongado. Esto hacía que los casquillos quedaban atorados en la recámara, por lo que debían forzarse con el uso de la bayoneta o de la varilla de limpieza. Además, la combustión de la pólvora negra empleada en ese entonces dejaba residuos en el cañón, lo que contribuía al recalentamiento del arma.

Variantes
Durante todo su tiempo de servicio, se fabricaron 4 variantes del Martini-Henry: el Mk. I (1871-1876), el Mk. II (1877-1881), el Mk. III (1879-1888) y el Mk. IV (1888-1889). Éste último presentaba una palanca más larga que los modelos anteriores para ejercer una mayor presión al momento de accionar el mecanismo. Esto debido a los reportes de problemas en cuanto a la extracción del cartucho que se atoraba en la recámara. Sin embargo, la causa radicaba en la calidad del latón empleado para el cartucho, y fue con la mejoría en la fabricación de la munición que comenzaron a disminuir estos problemas.

Un Martini-Henry con una palanca corta y larga con diferentes modelos de bayoneta

Muchos de los Mk. IV eran llamados Enfield-Martini, de calibre .402". Sin embargo, con la introducción del rifle Lee-Metford en 1888 con el nuevo cartucho .303, el ejército consideraba que la existencia de estos 3 tipos diferentes de cartuchos sería confuso para el suministro de munición. Es por eso que los Mk. IV fueron recamarados al viejo cartucho .577/.450.

Historia
A partir de 1871, el Martini-Henry entró en servicio como arma reglamentaria de la infantería, en reemplazo del modelo Snider-Enfield. Su implementación vino de la necesidad de poder disponer un rifle de retrocarga confiable para las fuerzas británicas, de manera que se convirtió en el primer arma de retrocarga diseñada como tal (no una conversión de un rifle de avancarga).

El Martini-Henry tuvo un papel prominente durante la colonización de África, la India y Asia, donde se impuso el dominio británico en gran parte del mundo. Fue empleado para subyugar a las poblaciones nativas de los diferentes territorios a lo largo del imperio. El mayor volumen de fuego y el superior empleo táctico permitía a las fuerzas coloniales hacer frente a fuerzas enemigas considerablemente numerosas.

Tal como había ocurrido en la Batalla del Río Sangriento, donde un grupo de centenares de Boers armados con viejos mosquetes de avancarga infringieron una enorme cantidad de bajas a una vasta fuerza de guerreros zulúes. Se esperaba que con los nuevos rifles de retrocarga, en manos de un ejército profesional, pudiera sobreponerse a combatientes nativos armados con lanzas y escudos.

Imagen de la película Zulu (1964) que recrea el enfrentamiento en Rorke's Drift

Durante las Guerras Zulúes, vieron acción en Isandlwana el 22 de enero de 1879, donde generaron bajas numerosas en los atacantes zulúes. A pesar del desastroso resultado de la batalla para los ingleses debido a la avasallante superioridad numérica del adversario y al pobre despliegue táctico de las tropas, la impresionante rapidez y precisión de disparo hicieron que fuera una costosa victoria para los zulúes. Sin embargo, en la batalla de Rorke’s Drift iniciada posteriormente el mismo día, una guarnición pequeña se enfrentó a la fuerza de reserva de miles de guerreros zulúes. El fortalecimiento de una posición defensiva, con la concentración y rápida sucesión del fuego de los rifles, mantuvo a raya a los atacantes en una prolongada y férrea lucha.

El Imperio Turco se vio interesado en su adquisición, pero la producción británica estaba destinada al rearme de sus tropas. Fue así que la Providence Tool Company en Rhode Island procedió a la fabricación de rifles a partir del diseño del Martini-Henry, a manos de Henry Peabody. Es por eso que estos recibieron la denominación de Peabody-Martini, los cuales fueron usados durante la Guerra Ruso-Turca de 1877.

Sin embargo, con el progreso en el desarrollo de la tecnología armamentística, el Martini-Henry se vería eventualmente superado con el perfeccionamiento de los fusiles de acción de cerrojo. El Martini-Henry sería aventajado por el Lee-Metford y posteriormente por el Lee-Enfield por su capacidad de repetición. Fue sacado de servicio oficialmente en 1904, aunque aún fue empleado hasta finales de la Primera Guerra Mundial.

FUENTES:

jueves, 20 de junio de 2013

La Historia de la Guerra: Las Guerras Zulúes (1879)

Documental narrado por Robert Powell, dedicado a las Guerras Zulúes, uno de los principales conflictos durante la época del Imperialismo y la expansión británica en África. Desarrolla la explicación del contexto y las circunstancias que devinieron en su estallido, así como las principales tácticas y medios empleados en la lucha. Pone un particular énfasis en la derrota sufrida por los británicos en el desastre en Isandlwana y la tenaz resistencia en Rorke's Drift en enero de 1879.







sábado, 8 de junio de 2013

Sucedió en el Perú: La Batalla de Arica

Nuevo episodio del programa 'Sucedió en el Perú', conducido por Norma Martínez, dedicado a la Batalla de Arica, dentro del marco de la Guerra del Pacífico. La lucha culmina el 7 de junio de 1880 con la toma del morro de Arica, el último enfrentamiento de la Campaña del Sur. Desarrolla el contexto previo y los principales sucesos en torno a la lucha de la última posición peruana en las provincias del Sur.






El drama del monumento al coronel Francisco Bolognesi

La siguiente es una publicación del mag. Virgilio Freddy Cabanillas, historiador y docente de la UNMSM y especialista en Historia del Arte. Con motivo de la conmemoriación de la toma del morro de Arica, compartimos esta versión del texto del 8 de junio de 2013.

Al recordar la heroica gesta del Cnel. Bolognesi y sus soldados en el morro de Arica, me parece urgente iniciar -otra vez- una campaña para salvar el monumento a nuestro héroe nacional.

En el daño a esta escultura se combinan el atentado directo con el abandono más escandaloso. La obra de Agustín Querol (español) fue inaugurada en 1905, pero la estatua principal fue cambiada en 1954 por otra del escultor peruano Artemio Ocaña. La extraordinaria pieza original de Querol se conserva en la Fortaleza del Real Felipe.

El monumento a Bolognesi es un grave caso de mutilación de esculturas públicas. Hace varios años fue cortado el sable de uno de los soldados de la parte inferior del monumento (el abanderado). También está mutilado el fusil de otro de los soldados. Hemos denunciado esto desde el año 2001 y hasta ahora nadie hace nada.

El atentado distorsionador consiste en lo siguiente: el pilar de granito que sirve de eje al monumento fue pintado de un extraño color verde pálido y la base del monumento de negro. Esto no es reciente pero -hasta donde sabemos- nadie se ha pronunciado.

El capitel y dos figuras alegóricas están pintados de blanco, pero suponemos que son de mármol (así lo dice Basadre, Historia de la República). Habría que hacer un trabajo cuidadoso para eliminar los agregados inútiles.

De esta manera el diálogo entre el granito, el mármol y el bronce se ha estropeado, por esa razón el monumento ha perdido su contundencia y originalidad. Grave, realmente grave.

Debería existir una sanción ejemplar contra los funcionarios responsables del daño a los monumentos, sea por descuido, sea por intervenciones desafortunadas. Por ejemplo, las autoridades deben entender que los cambios de color -les encanta el dorado- o de pedestal, sin consultar a los escultores, son faltas de respeto a la labor creativa de los artistas. El diseño original debe ser considerado intangible.

Pero hay más. El olor pestilente que tiene el monumento se debe a la casi media docena de gatos que viven -y hacen sus necesidades- entre las figuras escultóricas. Hemos observado que a horas avanzadas -10 a 11 p.m.- hay personas que arrojan comida al monumento para alimentar a los animalitos. Por eso no se van de este refugio.

El entorno arquitectónico es casi tan bello como la Plaza Dos de Mayo. Aquí también la suciedad y el caos campean por todas partes, sobre todo en las noches. Una importante sección de pared -que mira a la Av. Arica- se derrumbó hace varios años y las autoridades no se dan por enteradas. Por esa razón la vista de esta zona de la ciudad es horrible.

Hay que agregar que en esta plaza se cambió el color característico -amarillo pálido- que lucieron los edificios durante décadas. Primero le dieron un matiz ladrillo y posteriormente fueron pintados de anaranjado. Lo mismo pasó con la arquitectura de la Plaza Dos de Mayo, a alguien se le ocurrió pintar los edificios de azul, eliminando el matiz ladrillo que por décadas identificó a este conjunto monumental. Es necesaria una investigación para determinar los verdaderos colores de las plazas Dos de Mayo y Bolognesi. Hay que recuperar su autenticidad.

En cuanto a la escultura original de Querol -Fortaleza del Real Felipe- muestra al héroe herido de muerte, ensimismado en su sacrifico consciente, abrazando la bandera y sin soltar el revólver con el que ha disparado el último cartucho. Es una espléndida obra de arte incomprendida desde los tiempos de Gonzales Prada (“Nuestras glorificaciones”. En Horas de lucha). Los responsables de la fortaleza la tuvieron por años en un rincón, luego la colocaron en la explanada principal donde se lució poco tiempo en todo su esplendor. Sin embargo, la devolvieron al rincón para colocar en mejor posición una mala copia de la escultura de Ocaña, hecha en material deleznable. Triple falta de respeto:

a) Al héroe: por colocar una estatua de mala calidad.
b) Al genial Querol: hasta ahora no comprenden la belleza de su obra de arte.
c) Al maestro Ocaña, ya difunto: por copiarlo sin su consentimiento.

Este año, como siempre, se rindió homenaje a los héroes de Arica en la Plaza Bolognesi. Y una vez más, a nadie le importó que el monumento esté groseramente alterado por manos filisteas.



Virgilio Freddy Cabanillas

viernes, 7 de junio de 2013

Sucedió en el Perú: Batalla de Arica

Episodio del programa 'Sucedió en el Perú', conducido por Antonio Zapata, dedicado a la Batalla de Arica, dentro del marco de la Guerra del Pacífico. El asalto y la toma del morro de Arica constituye el último enfrentamiento de la Campaña del Sur. Desarrolla los principales sucesos en torno a la lucha de la última posición peruana en las provincias del Sur.